RELATO DE VICTOR MARTI EX COMBATIENTE EN CENA HOMENAJE DE ROTARY CLUB LAS VARILLAS

RELATO DE VÍCTOR MARTIN EX COMBATIENTE DE MALVINAS CRUCERO BELGRANO EN LA CENA HOMENAJE ORGANIZADA POR ROTARY CLUB LAS VARILLAS
“ Me gustaría que me ayuden preguntando porque me tengo que meter en el año 82, y por ahí me cuesta, esto no se olvida nunca pero tengo que asociar y pensar todo lo que uno pasó, para iniciar un poco, estuve en Playa de Oficiales, que era una Playa, tranquila, atendía a los oficiales.
Cuando empezó la Guerra el 2 de Abril, estaba de Licencia en mi pueblo, Colonia Belgrano Santa fé, ahora estoy en EL FORTÍN, y cuando llego después de la licencia a Puerto Belgrano donde tenía mi residencia, en la parte de la Armada, me dice el Suboficial, tenés que hacer uso de equipo, tenés que ir al Crucero Belgrano.
Llegué al Crucero, estuvimos tres semanas en un Buque muy viejo de la Segunda Guerra Mundial pero confortable, dentro de todo cómodo, salíamos, zarpábamos , que no, salíamos que no, se rompía , que no, es decir, comentarios, para mí era todo nuevo, nunca había subido a un barco.
Un barco que tenía 180 y algún metro de largo, 1093 tripulantes, 7 pisos, para abajo, de la línea de rotación, conocí cuatro y los otros , no los conocí, llegué ahí y nos dieron un lugar nos pusieron como artilleros de 40 milímetros, ni idea de lo que era un cañón, pero bueno algo aprendimos , nos dijeron, hicimos algunas pruebas, hasta que salío, de Puerto Belgrano, nosotros teníamos en mente que era rumbo a Malvinas, pero no sabíamos, era todo rumor y comentarios, Un día llegamos, y Ushuaia , estuvimos dos días completos bajando municiones, a una parte militar y también subíamos municiones, bajábamos y subíamos, no se porque, de eso nunca lo entendí tampoco, qué calibre, qué medida, no se lo que llevábamos, el Suboficial a veces comentaba algo pero nadie sabía nada.

RELATO DE VÍCTOR MARTIN EX COMBATIENTE DE MALVINAS CRUCERO BELGRANO EN LA CENA HOMENAJE ORGANIZADA POR ROTARY CLUB LAS VARILLAS
“ Me gustaría que me ayuden preguntando porque me tengo que meter en el año 82, y por ahí me cuesta, esto no se olvida nunca pero tengo que asociar y pensar todo lo que uno pasó, para iniciar un poco, estuve en Playa de Oficiales, que era una Playa, tranquila, atendía a los oficiales.
Cuando empezó la Guerra el 2 de Abril, estaba de Licencia en mi pueblo, Colonia Belgrano Santa fé, ahora estoy en EL FORTÍN, y cuando llego después de la licencia a Puerto Belgrano donde tenía mi residencia, en la parte de la Armada, me dice el Suboficial, tenés que hacer uso de equipo, tenés que ir al Crucero Belgrano.
Llegué al Crucero, estuvimos tres semanas en un Buque muy viejo de la Segunda Guerra Mundial pero confortable, dentro de todo cómodo, salíamos, zarpábamos , que no, salíamos que no, se rompía , que no, es decir, comentarios, para mí era todo nuevo, nunca había subido a un barco.
Un barco que tenía 180 y algún metro de largo, 1093 tripulantes, 7 pisos, para abajo, de la línea de rotación, conocí cuatro y los otros , no los conocí, llegué ahí y nos dieron un lugar nos pusieron como artilleros de 40 milímetros, ni idea de lo que era un cañón, pero bueno algo aprendimos , nos dijeron, hicimos algunas pruebas, hasta que salío, de Puerto Belgrano, nosotros teníamos en mente que era rumbo a Malvinas, pero no sabíamos, era todo rumor y comentarios, Un día llegamos, y Ushuaia , estuvimos dos días completos bajando municiones, a una parte militar y también subíamos municiones, bajábamos y subíamos, no se porque, de eso nunca lo entendí tampoco, qué calibre, qué medida, no se lo que llevábamos, el Suboficial a veces comentaba algo pero nadie sabía nada.
Zarpamos de ahí, estuvimos en el Canal de Beagle, en la Isla de los Estados, ahí hicimos pruebas, nosotros no manejábamos el cañón, eso lo manejaba un Cabo, un Sargento, un Suboficial, un Principal, nosotros éramos cargadores, abastecedores de las balas, hacíamos puebas en las montañas , decían que teníamos buenas perspectiva.

Salimos de nuevo, siempre atrás nuestro una lancha Chilena, siempre, que nos custodiaba, no se, la lancha era chilena, uno nunca supo porque, hay gente que estaba a cargo como los Comandantes, ellos si sabían, esas cosas, nos daban órdenes y nos acobardaban las sirenas, los simulacros, sonaban las alarmas, nosotros teníamos una manera de salir del barco, siempre se iba por estribor, o sea que por un lado y por el otro, porque en cado de hundimiento, la gente no se chocara, porque en los pasillos del crucero del barco, la gente pasaba de costado.
Uno se acostaba y a los 15 minutos, media hora, saltaba, la sirena, había que salir y llegar arriba, y nos decían falso simulacro, o algo así , no se ya uno se olvida de todas esa cosa, volvíamos, a las dos horas o tres, nuevamente y así día y noche, y te acostumbrabas, hasta que un día salíamos de la Isla de los Estados, y comentábamos que nos íbamos a Malvinas, a segundo día fuimos encontrados pro el Submarino nuclear, vino un TORPEDO y entró, yo estaba más o menos a diez metros del torpedo, justamente en es momento que eran las cuatro de la tarde, estábamos en el Comedor, habíamos tomado el mate cocido, íbamos a jugar al truco, y les dije esperen que dejo el jarro, cuando voy a dejar el jarro, siento la explosión y me tiró unos cuatro metros para atrás, y a los minutos el otro TORPEDO, yo pensé “reventaron las calderas o algo de eso” y salgo , salgo, subo las escaleras, salí todo al revés, salí buscando arriba, encontré gente, estropeada, gritando, muerta, pasarlos por arriba y seguir y seguir, porque automáticamente se cortó la luz, no se veía nada, entonces tuve que salir ,( lágrimas) , al tanteo, poder salir y subiendo las tres escaleras arriba puedo llegar a la cubierta principal.

La cubierta de arriba, para explicarles a ustedes, es una tapa grande así como esta mesa, y en el medio tiene un tambucho, así como le llaman ellos, un redondel donde pasa una persona, esa tapa se había bloqueado y no podían abrirla, todos salían por ese agujerito, nos había agarrado una desesperación por el humo que había adentro, humo tóxico, del torpedo, hasta que pudieron levantarla los que estaban arriba, ahí pudimos salir (lágrimas), como yo un montón más, y de ahí esperar, esperar, estuvimos media hora, cuarenta y cinco minutos, esperando la órden del Capitán para tirar las balsas.
Las balsas son, como un tambor de aceite de 200 litros pero de fibra de vidrio, que al tocar el agua se abren automaticamente y se abre como una carpita, con techo que entran veinte personas, y entonces cuando el Capitán da la orden largamos las balsas, el barco se iba inclinando, parecía que estábamos cerca, porque las dimensiones en el mar, no se conocen , de la cubierta principal al agua debe haber 10 metros o más no se , me lancé con una soga por el costado y me metí adentro, a todo esto las olas ya nos habían mojado, yo estaba bien vestido pero todo mojado, cada uno teníamos un numero de balsa, pero se armó un lío que cada uno se metía donde podía, ahí murieron algunos por enfriamiento.
Caí al mar y me metí, el agua es hielo, hielo, muy fría, las primeras horas estuvimos más o menos bien, lo ideal era orinarse encima, para calentarse, yo estuve treinta y dos horas en la balsa y al no ingerir líquido , no tenía más nada, o no me daba cuenta porque estaba congelado. La balsa tenía unos caramelos que son para achicar el estómago, feísimos, una pistola que lanza bengalas y nada más.

Se unieron todas las balsas por sogas pero las olas que son de muchos metros de alto, una balsa quedaba arriba y otra abajo y peligraban que se den vuelta, los oficiales creo que estaban más asustados que nosotros, nosotros rezábamos mucho, lo único que hacíamos, en un momento dijeron que cortaran la soga, uno tenía una baja y bueno la cortaron y yo nunca me voy a olvidar eso, fue un domingo a las nueve de la noche, vino un oleaje y entró agua a dos manos adentro y dije acá se terminó.(lágrimas)
Un amigo, me dice, vamos a poner los brazos arriba, a todo eso los ojos abiertos y rezar, estuvimos así las treinta y dos horas, con los borcegos sacamos el agua de adentro de la balsa, continuamente.
Levantaron la balsa, con un guinche y nos puso a una altura que podíamos escalar una escala de gato, cuando llegue a la cubierta principal, mi mente estaba de diez, me quiero para y caí redondo, no tenía piernas, congelado de la mitad del cuerpo para abajo, con navaja nos sacaron toda la ropa , nos dejaron desnudos y fuimos a un comedor amontonados acostados en el suelo, con frazada, después nos dieron sopa y chocolate, para tener calor, y después empecé despacito a querer caminar, agarrarme de un lado y del otro . Cada uno vivió su guerra.
Si el avión de reconocimiento, no se quedaba cinco minutos, a nosotros nadie nos encontraba, porque el avión ya se volvía que no tenía más combustible.
El segundo torpedo que pegó en el barco alcanzó los dormitorios, donde estaban todos durmiendo los que habían hecho guardia y también en el comedor.
Nosotros podíamos ir a una cantina, un kiosco, teniamos autorización de romper los vidrios para sacar comida, había dos escaleras y le digo a un muchacho vamos a la cantina a buscar comida y me dice, imposible esta todo roto y con fuego, mirá como estoy, (lágrimas) y me mostró, las manos marcadas y las rodillas quemadas con las cadenas de la escalera.


El ruido de los Helicópteros en reconocimiento, era un ruido y no te olvidás más, y te acostumbrás y el ruido de las gaviotas.
Da para hablar mucho más es importante que la gente sepa, de alguna manera te hace sentir bien, nosotros no juntamos todos meses con este grupo, terminamos de comer y se toca el te ma Malvinas, ojalá que las generaciones que vienen sepan que el país que nos tocó estar en guerra es una experiencia de nunca olvidar .